Lección 10. Métodos de Estudio - Estudios Bíblicos

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Lección 10. Métodos de Estudio

EL METODO INDUCTIVO
La palabra "inductivo" viene del verbo inducir, y éste del latín inducere, que es un antónimo de deducir o concluir. La inducción, nos dice el diccionario, es "un modo de razonar que consiste en sacar de los hechos particulares una conclusión general". Por tanto, denominamos método inductivo aquel mediante el cual se somete un pasaje bíblico a investigación, con el fin de obtener conclusiones generales sobre su contenido. El método opuesto es el "deductivo" que partiendo de una premisa predeterminada, procede a establecer una base bíblica en su apoyo, empleando varios pasajes. 
Ambos métodos se pueden ilustrar así: Método Inductivo. Método Deductivo. 
El método inductivo no se emplea únicamente para el estudio de las Escrituras; es también muy usado en la investigación de las ciencias experimentales, y se basa en tres principios de operación: 
1.- La Observación Descubrir lo existente. 
2.- La Interpretación ………Determinar su significado. 
3.- La Aplicación Apropiar los resultados. Por observación entendemos el acto de considerar con atención el estudio intenso de algún objeto, asunto o relato; la práctica de la observación es indispensable, porque nos permite saturarnos del contenido del pasaje. 
Por eso debemos formarnos este hábito de tal manera que nunca leamos una frase o pasaje bíblico sin observarlo cuidadosamente. Consta de cuatro partes principales: 
1.- La Observación de palabras o términos. La Biblia contiene miles de palabras con significado oscuro o desconocido. Otras veces las palabras se usan en sentido figurado, y no quieren decir en el pasaje lo que significan en el uso común. 
2.- La observación de las relaciones entre las palabras se les llama estructuras. Las estructuras se relacionan entre sí por medio de palabras que adoptan la función de "eslabones". 
3.- La observación de formas literarias generales. El pasaje que estudiamos puede ser prosa, poesía, drama, parábola, literatura apocalíptica, etc. 
4.- La observación de la atmósfera, puede ser de compasión, tristeza, dolor, amor, alegría, humildad, ternura o alguna otra. El segundo principio de este método es la interpretación. El propósito aquí es determinar el significado de lo que el autor escribió. En este caso la imaginación se convierte en una valiosa herramienta que nos ayuda a transformarnos a los tiempos bíblicos, y sentir, pensar y actuar, como lo hicieron los escritores. El resumen de la interpretación, apoyado en la evaluación anterior, este paso consiste en adaptar las enseñanzas del pasaje a nuestras circunstancias particulares, y en apropiar lo que sea de utilidad a nuestra vida personal. 

EL MÉTODO ANALÍTICO 
La palabra analítico tiene su origen en el término griego análisis que significa "Descomposición". En el estudio de la Biblia quiere decir separar o desmenuzar las partes de un pasaje con el fin de arribar a la médula de su contenido. El método opuesto es el sintético, en el cual se realiza la labor contraria, esto es, se resume y compendian las enseñanzas para poseer un cuadro general y completo de una determinada porción bíblica. 
El análisis de que hablamos principia con una porción entera, que en este caso invariablemente debe ser un párrafo, y nos lleva hasta la frase o pensamiento que nos interesa en particular. 
La gran utilidad de este método reside en que el estudiante se ve forzado a analizar el texto bíblico, y no los comentarios sobre la Biblia; tres son los pasos principales del proceso analítico. 
1.- El examen estructural:        Reorganización del texto Bíblico 
2.- El bosquejo del contenido:    Presentación sistemática de los pensamientos del Escritor 
3.- Las observaciones:            Búsqueda de enseñanzas Pertinentes 
El primer paso consiste entonces, en colocar en orden lógico las declaraciones del escritor, de tal manera que a simple vista podamos tener todo el desarrollo de su pensamiento en forma bien organizada. De Juan 5:1-5. 
El segundo paso del análisis consiste en formular un bosquejo. Este bosquejo debe apegarse al texto lo más posible, de manera que podamos presentar en forma sistemática del pensamiento del escritor. He aquí un bosquejo del párrafo citado arriba: La victoria del creyente. Estamos listos para proceder al tercer paso. La observación deberá girar en torno a siete preguntas fundamentales. Las respuestas a éstas constituirán el verdadero fruto del estudio analítico. 
Las preguntas son: ¿qué?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿quién?, ¿para qué?.

EL MÉTODO SINTÉTICO
A este sistema de estudio bíblico también se le conoce como "el método del Dr. Gray", debido a que este célebre siervo de Dios, por muchos años decano del Instituto Bíblico Moody en Chicago, escribió un libro entero cubriendo de Génesis a Apocalipsis, basándose en tan singular método. El estudio sintético es la labor de compendiar o resumir lo más posible, un pasaje, para obtener un cuadro general, pero completo. 
La piedra angular de este método es la lectura repetida de un libro de la Biblia a la vez. Durante las repetidas lecturas de un libro, se recomienda tener en mente tres distintos aspectos: 
  A.- El tema central del autor. 
  B.- El desenvolvimiento. 
  C.- El bosquejo del contenido. 
1.- Trabajemos en el libro de Job aplicando los pasos anteriores, y observaremos la forma como se puede arribar a la comprensión fundamental de su contenido. Las primeras ocasiones que lo leamos, buscaremos su tema central. Tal vez nos parezca que ese tema pueda ser el significado de la lucha entre el bien y el mal, y sus resultados, bajo el gobierno de un Dios sabio y todo poderoso. 
2.- El siguiente paso consiste en leer Job nuevamente, ahora con el tema central en mente, observando cómo el autor desenvuelve su argumento. 
3.- Con el material anterior cuidadosamente anotado, estamos listos para formular un bosquejo. Como se ha podido ver hasta aquí, la organización del material bíblico es siempre un proceso fundamental e imprescindible para el estudio provechoso. El Dr. Gray bosqueja el libro Job en esta forma: 
  I.- El prólogo. 
  II.- El diálogo. 
  III.- Las palabras de Eliú. 
  IV.- Las Palabras del Todopoderoso. 
  V.- La respuesta de Job. 
  VI.- El epílogo. 
Para elaborar el bosquejo resulta ser de gran ayuda tomar en cuenta la división de capítulos, párrafos y versículos ya que el estudiante necesita encontrar las unidades de pensamiento para irlos acomodando en forma organizada. Sugerencias generales para facilitar el trabajo con este método. 
1.- Cada vez que se lea el libro, léase completo y de una sola vez, a fin de mantener frescos todos los detalles de su contenido. 
2.- No haga uso de libros de consulta. Satúrese solo del texto bíblico, y luche porque su mente trabaje con diligencia en los descubrimientos necesarios. 
3.- Cada vez que lea el libro, procure enfocar la mente en un aspecto distinto de la narración puede ser el histórico, doctrinal, geográfico o biográfico. 
4.- Al leer, transpórtese mentalmente a la época, las circunstancias y el trasfondo del escritor. 

EL MÉTODO CRITICO 
La palabra crítico proviene del término griego (krino) krino, que quiere decir juzgar. así entonces, se llama Crítica Bíblica a la ciencia que busca por medio de una detallada y cuidadosa encuesta, establecer las palabras exactas de los manuscritos, versiones y citas, y determinar la composición, fecha paternidad literaria, y valor histórico, según se encuentra juzgado por la evidencia interna. Se divide en dos clases o dramas principales: La Critica Baja, y La Critica Alta. Estas también reciben los nombres de Histórica y Textual, respectivamente como su nombre lo indica, la Crítica Textual es la que se encarga de verificar la exactitud del texto bíblico. 
Hoy en día existen alrededor de 5,338 copias completas o en parte, copiadas a mano, mas cientos de copias de algunas de las primeras traducciones hechas, mas la evidencia de las citas bíblicas en los escritos de los padres de las iglesia primitiva. Sin embargo no existen dos copias que sean exactamente iguales, y mientras más grande sea el número de copias, mayor será el número de diferencias (o variantes) entre ellas. 
Por lo que toca a la crítica histórica, se ocupa de trabajar empleando los resultados de la critica textual aceptando como un hecho que se posee el texto correcto, procede a confirmar las afirmaciones que el texto hace en relación con su paternidad literaria, a la fecha en que se escribió, la veracidad de su mensaje, la unidad de su estructura literaria, y declaraciones similares. Para tal efecto es preciso elegir primeramente un libro que constituya la unidad básica de estudio. Luego realizaremos el estudio investigando las siguientes áreas. 
1.- Paternidad Literaria         ¿Quién fue el autor del libro? 
2.- Destinatario                     ¿A quién se escribió? 
3.- Lugar                               ¿En dónde se escribió? 
4.- Fecha                               ¿Cuándo se escribió? 
5.- Propósito                         ¿Cuál era el objetivo del autor? 
Para establecer la paternidad literaria de un libro de la Biblia, es necesario depender de las evidencias que encontraremos dentro y fuera de él. En ocasiones es fácil determinar el destinatario, es decir, la persona o personas a quienes se escribió el libro. Pocos libros de la Biblia mencionan dónde fueron escritos. Las fechas en que se escribieron los libros de la Biblia si son de importancia estratégica, ya que con frecuencia se encuentra íntimamente ligadas al problema de la paternidad literaria. Por último, nos interesa descubrir el propósito que el autor haya tenido al escribir su libro. 

EL MÉTODO TIPOLOGICO
Este no es para los aprendices. No recomendamos su uso cuando, apenas se comienza a conocer el contenido de la Biblia. Más bien, para ponerlo en prácticas se exige un conocimiento completa de las Escrituras. La palabra tipológico, proviene del verbo griego tupo que significa golpear, y del término tupcoV, que quiere decir la marca de un golpe, una impresión, forma o tipo. Por lo que toca a las diversas clases de tipos, debemos mencionar seis: de Personas, de instituciones, de oficios, de acontecimientos, de acciones y de cosas. Algunas recomendaciones fundamentales que se deben tener en cuenta para este estudio son: 
1.- Estúdiense las reglas de la Hermenéutica sobre la tipología. 
2.- Princípiese con los tipos más sencillos. Por ejemplo los que se hallan en Exodo 12 y 1 Corintios 5:7,8. 
3.- Conserve discreción y sentido común. 
4.- Recúrrase a todas las referencias bíblicas que sea posible para respaldar la interpretación de un tipo dado. 
Para aquella persona que desee lanzarse de inmediato a poner en práctica este método, le podemos sugerir los siguientes temas donde encontrará abundante material de esta naturaleza: Adán como tipo de Cristo; Abraham como tipo de Dios; el sacrificio de Isaac y el sacrificio expiatorio de Cristo; José y la vida de Jesucristo. 
EL ESTUDIO DE LA BIBLIA SEGÚN SUS TEMAS 
El estudio de la Biblia encierra tres graves peligros. 
El primero consiste en el empeño de conocer su contenido, apoyados solamente en la inteligencia, y dependiendo del esfuerzo propio. 
Un segundo peligro reside en estudiar la Biblia por un sentimiento de deber religioso. Hay quienes la estudian creyendo almacenar méritos, y en esa forma agradar a Dios. Otros lo hacen movidos por la creencia de que es su deber destilar toda la información posible contenida en sus páginas. El autor del Eclesiastés escribió: "El mucho estudio es fatiga de la carne", (Eclesiastés 12:12), y Pablo agregó: "La letra mata...." (2 Corintios 3:6). La Biblia no se debe estudiar como un fin en sí misma, sino como un medio para un fin. No es un libro que tan solo se tenga que leer y aprender, sino más bien, uno que se tiene que vivir. Los métodos de estudio bíblico pretenden enseñar al estudiante la manera de adentrarse en la Escritura, con el propósito de que aprenda a vivirla y no solamente a recitarla. 
Y el tercer peligro grave consiste en estudiar la Biblia olvidando que fue escrita con cierto propósito primordial revelarnos a Jesucristo como salvador del hombre. El apóstol Pablo declara que el evangelio de Dios es "Acercar de su hijo" (Romanos 1:1,3), y especialmente el ministerio del Espíritu Santo se encuentra enfocado a este mismo fin. 
Cristo declaro: "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16:14). 

EL TEMA BIOGRÁFICO
Este puede resultar un estudio altamente provechoso e inspirador. Se ha calculado que la Biblia menciona cerca de tres mil personajes diferentes, cada uno de ellos con sus características específicas. 
Quizá una de las razones por qué resulte tan fructífero este sistema, se ha debido a la verdad variedad de los personajes bíblicos. Se habla tanto de hombres como de mujeres y niños; los hay valientes y cobardes, perversos y santos; algunos alcanzaron gran renombre, otros permanecieron en la oscuridad; de algunos se narran extensas e interesantes biografías, mientras que otros prácticamente se pierden en el anonimato. Pero lo de ellos se narra, constituye una rica fuente de conocimientos en relación con el plan de Dios para la humanidad. 
1.- El nombre, lo primero que nos interesa es el nombre. 
2.- Los rasgos físicos, no hay que abrigar esperanzas de encontrar mucha información a este respecto. 
3.- Antepasados y descendientes, en esta sección la búsqueda tiene que ver con las características de los antepasados y los descendientes del personaje. 
4.- Su niñez y juventud, aquí se estudia ya directamente la vida del individuo, buscando acontecimientos o influencias que en una forma u otra moldearon su carácter e influyeron decisivamente en la trayectoria posterior de su vida. 
5.- Su ocupación Estudiemos ahora su trabajo. Encontraremos que éste encierra buen número de facetas diferentes; por ejemplo. Los lugares donde trabajo. 
6.- Carácter. Lo que más importa de un hombre no es lo que hace, sino lo que es; por tanto, su carácter es un aspecto clave del estudio. 
7.- Su vida espiritual. En gran parte elegimos a un personaje para estudio por las lecciones que su vida espiritual nos pueda ofrecer. 
8.- Influencia en su vida. Aquí dedicaremos tiempo a la consideración de todas aquellas influencias ejercidas sobre la vida de nuestro personaje por individuos, circunstancias y fuerzas que modelaron su vida y al final jugaron un papel definitivo en sus decisiones. 
9.- Su influencia sobre los demás. Los hombres no son sólo receptores pasivos de los efectos de circunstancias, fuerzas o personas, sino que voluntaria o involuntariamente también una influencia definida sobre quienes los rodean. 
10.- El pecado en su vida. Parte de la experiencia espiritual del individuo es, claro está, sus luchas con el pecado. 
11.- Conclusiones. Al estudiar los puntos anteriores, habremos acumulado considerablemente información sobre el personaje bajo estudio. 

EL TEMA HISTÓRICO
La Biblia se ha constituido en un infalible libro de historia para esos estudiosos. No fue escrita con ese fin, pero sus narraciones se han verificado a través de los siglos, encontrándoseles siempre veraces. 
Para el progreso en la aplicación de este método, se recomienda un procedimiento similar al sugerido para el sintético; esto es, principiar con lo general, y avanzar paulatinamente hacia lo detallado y minucioso, en este caso, la primera área de estudio será la Biblia entera. Con esto queremos decir que debemos primero ubicarnos históricamente en relación con todo el período bíblico, antes de concentrar nuestra atención en el pasaje que específicamente nos interesa. 
Una vez que contemos con el cuadro histórico general, podremos realizar un estudio más detallado. Este se puede efectuar de tres maneras principales. 
Primera, dedicándonos al estudio de un periodo especifico de la historia bíblica. Por ejemplo, el tiempo de los jueces aquí es posible adentrarse en los detalles y circunstancias de este lapso de la historia de Israel. El reino de Salomón sería otra época rica en enseñanzas. 
La segunda forma es estudiar la perspectiva histórica de un solo libro. La comprensión exacta de algunos de ellos, en gran parte depende de los antecedentes que poseamos sobre los eventos que allí se narran. 
Por último se puede someter un solo capítulo al análisis histórico. Cuántos emocionantes descubrimientos nos esperan al estudiar en esta forma, por ejemplo, el capítulo 6 de la profecía de Isaías. Llegaremos a comprender por qué el profeta principia el capítulo aclarando: "En el año que murió el rey Uzías..." 

EL TEMA PROFÉTICO
Para muchos cristianos, hablar de profecía significa perder tiempo. Es importante y aun urgente, que nos entreguemos a un estudio serio de la profecía bíblica. Además, no menos que una tercera parte de la Biblia está dedicada a asuntos proféticos, de tal manera que si en verdad nos interesa llegar a conocer la Palabra de Dios, irremisiblemente nos veremos obligados a dedicar una buena parte de nuestro tiempo a ellos. 
Profecía es la proclamación de la voluntad de Dios para los hombres, y en ocasiones incluye el anuncio de algún evento futuro como parte del cumplimiento de esa voluntad. La profecía no es la bola de cristal de Dios dada a los hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de la voluntad de Dios para los hombres, y en ocasiones incluye el anciano de algún evento futuro como parte del cumplimiento de esa voluntad. La profecía no es la bola de cristal de Dios dada a los hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de su voluntad soberana y amorosa para toda la creación, y su llamamiento a un pacto de fidelidad con el pueblo que es llamado por su nombre, y el cual está listo para seguirlo son el conocimiento previo de hacia donde le lleva. La esperanza que se ve, no es esperanza. Romanos 8:24. Hoy día, la iglesia necesita la profecía más que nunca, no para condenar a los paganos, ni para satisfacer una curiosidad necia, sino para despertar un sentimiento de insatisfacción con nuestra propia situación, y para encender los corazones tibios con una esperanza vital en el glorioso mundo futuro de Dios, el cual será dado a conocer en la aparición de nuestro Señor Cristo Jesús. 
Estudiar la Biblia siguiendo este método significa la lectura repetida del libro o porción deseada. Aún cuando en la primera lectura parezca un confuso laberinto de ideas, personajes, lugares, etc., no debemos desmayar, sino seguir leyendo hasta lograr organizar su contenido. 
1.- Es de gran importancia ubicarnos en el medio ambiente del profeta. 
2.- Se busca también los temas principales del pasaje. 
3.- La descripción de la personalidad y las características del mensajero también interesan. 
4.- Durante lecturas subsecuentes anotaremos lo más posible, la cronología del pasaje profético. 
5.- Ahora enfocaremos la atención sobre los individuos a quienes se dirigió el mensaje de Dios por boca del profeta. 
6.- Se debe buscar también los propósitos que Dios haya tenido para enviar a su mensajero. 
7.- Enseguida se debe trabajar exclusivamente en los mensajes proféticos. 
8.- El siguiente paso será comparar cada mensaje con pasajes similares o paralelos en otras partes de las Escrituras. 
9.- Por fin arribamos a la delicada tarea de clasificar el contenido de los distintos segmentos de la porción bajo estudio. 
    A.- Los pasajes proféticos y los didácticos. 
    B.- Los mensajes que ya se hayan cumplido, o los que aún están por cumplirse. 
10.- Una vez formado un criterio sobre el mensaje de la profecía, resta solamente elaborar las conclusiones y aplicaciones personales. 

EL TEMA TEOLÓGICO
La teología no es más que el estudio de las enseñanzas contenidas en la Biblia. Frecuentemente se le denomina también como la ciencia que estudia a Dios. 
Se denomina ciencia a la teología porque consiste en hechos o verdades relacionadas con Dios y las cosas divinas, presentadas en forma lógica y ordenada. El vocablo religión se deriva de una palabra latina que significa ligar; en otras palabras, la religión representa aquellas actividades que ligan al hombre a Dios en cierta relación. La religión es una práctica, mientras que la teología es conocimiento. La religión y la teología deben marchar unidas de la mano en la experiencia bien equilibrada; empero en la práctica son separadas a veces, de manera que no puede ser teólogo sin ser verdaderamente religioso, y por otra parte, uno puede ser verdaderamente religioso sin poseer un conocimiento sistemático de las verdades doctrinales. 
El material con el cual trabaja la teología es la Escritura. Es la Biblia la cantera de donde se desprenden las verdades gloriosas utilizadas en la construcción del edificio de la doctrina cristiana. 
Si como hemos dicho antes, la Biblia es la base de la doctrina del cristianismo, es imprescindible que el cristiano, además de otros métodos practique el teológico, buscando cimentar debidamente su fe, y a fin de presentarle un fundamento sólido a sus creencias. Especialmente el pastor, el predicador, el maestro o el misionero, deben familiarizarse con esta forma de estudio, pues de ello dependerá en mucho la solidez de su predicación y enseñanza. Para estudiar la Biblia de acuerdo con este sistema, se ponen en práctica cuatro pasos definidos. Cada uno de ellos, a la vez que es progresivo, pretende llevar al estudiante a la médula doctrinal de la porción elegida. 
1.- El descubrimiento. No es raro que leamos muchas veces algún pasaje bíblico sin percatarnos de que contiene profundas enseñanzas doctrinales. 
2.- La comparación. La lista de enseñanzas doctrinales que hayamos compilado en el proceso anterior, servirá para iniciar la labor de confrontación entre las diferentes declaraciones del texto. 
3.- La organización. Reunidas ya todas las enseñanzas doctrinales de un segmento bíblico, el siguiente paso consistirá en su organización. 
4.- La interpretación. El último paso en el método teológico, consistirá en encontrar el significado de las palabras del escrito. La manera de obtener el significado de las palabras en el pasaje, es por medio del contexto. 

EL TEMA DEVOCIONAL
Se conoce este método con el nombre de "devocional", porque acentúa el estudio con el fin de producir la edificación de la vida espiritual del cristiano, llevándole a una experiencia más real de su conocimiento de Dios y de su entrega personal a él. Este tipo de estudio lo podemos practicar cuando menos de cuatro diferentes maneras: 
1.- Progresivo. Para un gran número de cristianos, estudiar la Biblia significa únicamente leerla progresivamente de Génesis a Apocalipsis. 
2.- Práctico. Una segunda forma de realizar el estudio devocional, consiste en analizar pasajes que sean adecuados a nuestro interés o a nuestra necesidad espiritual. 
3.- Pastoral. La vida cristiana no es una emoción momentánea; es un proceso que dura toda la vida. 4.- Personal. Las Escrituras serán a nuestro corazón dulces como la miel, sólo en la medida en que logremos localizar entre sus páginas a Jesucristo, el Hijo muy amado del Padre, en el cual él tiene su contentamiento. Una vez elegida la porción que deseamos estudiar, la cual puede ser un libro, un capítulo, un párrafo o un versículo, procedemos a establecer primero la similitud entre las circunstancias en que vivían los personajes del pasaje, y las de los tiempos de Cristo.